Formas

Hay belleza en el detalle, en las formas y texturas, y si no es belleza, al menos me cautiva de la misma forma. Me abstraigo a lo que es el objeto o forma en sí mismo y me quedo con la sensación. Muchas veces me sorprendo con un envase (tomate, leche...) en la mano escudriñando el diseño, el color, los elementos, tipografía, distribución, y procuro buscar uno o dos detalles que me gusten o al menos me parezcan armoniosos. Trato de adivinar la intención de quién lo diseño y pienso en si consigue su propósito.

No hay que irse lejos ni gastar mucho para encontrar detalles con los que disfrutar: una puerta destrozada, una cerradura herrumbrosa, una pared con pintura desconchada, la silueta de un hierro recortado contra el cielo... Inagotable, y desapercibido en demasiadas ocasiones. No creo que se trate de ir con más o menos prisas, muchas veces hay tiempo y no caemos en lo que tenemos frente a las narices. Es cuestión de disfrutar con esos detalles, con ese universal museo de arte que nos pertenece a todos; entrenar la mirada y seleccionar; dejarse llevar con el mismo interés que ante un cuadro colgado en una galería. Y esa es la parte más creativa: nadie ha de decirte dónde dirigir la mirada, no hay un foco apuntando a la siguiente parada, ni rótulos que obedecer, ni posibles interpretaciones de lo que pretendía el autor. Permítete dar una explicación a lo que ves o sientes. Asume la posibilidad de disfrutar con una mancha en la pared.

Inagotable mundo.