Democracia

La democracia representativa lo que ha hecho es convertir a las mayorías en personas que han entregado su pensamiento

Tomado de la patata de la libertad (entrada Lapatata en Croatan, interesante blog, por cierto)

Y teniendo en cuenta que políticas de participación ciudadana coherentes, sinceras y eficaces se dan en muy pocas ocasiones en España no puedo más de dar la razón a patata. Esas políticas son de las posas cosas que se pueden hacer para voltear la realidad de una masa cada vez mayor de personas despolitizadas o, no sé si es peor, en caso de mostrar interés caer en las divisiones clásicas pero desfasadas de facha/rojo. Buena parte de la responsabilidad de ese reduccionismo simplista y de la polarización del pensamiento político lo tienen los partidos mayoritarios, que hace ya tiempo entraron en el juego de "que viene el lobo" (facha) pero que ha sido llevado a extremos esta última legislatura. Lo único que se puede esperar es que el PP sufra un descalabro en las generales y desalojen a personajes como Acebes y Zaplana, y por supuesto, al maniatado y teledirigido Rajoy. Que quien dirija el partido tenga mayor perspectiva y deje de sembrar la discordia, que asuma un discurso moderado... Y quizá así ambos partidos abandonen el reality show en que han convertido la política nacional, buscando la simpatía del votante con un discurso banal, ramplón, demagógico, haciendo uso vomitivo de un patriotismo rancio y xenófobo, de la manipulación y mentira cínica y sin consecuencias que parece se haya institucionalizado en este país. Y esto último tiene cierta importancia. Escuchamos a diario mentiras más o menos cínicas, discursos muchas veces huecos e hipócritas... pero lo peor es que de vez en cuando esas mentiras quedan al descubierto... momentáneamente... el tiempo que transcurre hasta que la otra parte diseña y pone en marcha el contraataque articulado por medios de comunicación afines que ya no descuidan Internet como herramienta para desinformar/crear opinión. Y no le pasa factura a nadie, la clase política ha sido muy eficaz al trasladar a los votantes que "esto es lo que hay... tiene sus fallos... ¿pero hay algo que no los tenga?” Así que esa lucha personal y egoísta por mantener el cargo o en el peor de los casos conseguir otro similar, extiende esa sensación de asfixia, de "todo eso no tiene nada que ver conmigo", "al final siempre hacen lo que quieren", que lleva al descontento y la desimplicación.